jueves, 22 de septiembre de 2016

El porvenir Industrial de Vizcaya.- 1965

El porvenir Industrial de Vizcaya.- 1965


   Las declaraciones el Presidente de la cámara de Comercio, don Isidro Delclaux, exponiendo las líneas maestras del desenvolvimiento industrial vizcaíno y los problemas y dificultades con que se tropieza, han vuelto a poner sobre el tapete de la más palpitante actualidad un tema vital para todos los vizcaínos.

Vista nocturna de la fábrica de A.H.V. de Baracaldo.
Imagen tomada de la página “todocolección”. http://www.todocoleccion.net/
   El enorme desarrollo de Vizcaya iniciado en el siglo pasado ha colocado a nuestra provincia a la cabeza de las concentraciones fabriles de España. A la minería ha ido sucediendo la siderurgia, construcción naval, industrias transformadoras, químicas, navieras, etc. El resultado lo ha constituido el de una evidente prosperidad que nos ha colocado a la cabeza de España, juntamente con Guipúzcoa, en lo que a renta per cápita se refiere.
   En la historia industrial de Vizcaya en lo que va de siglo podrían distinguirse de una forma muy elemental y somera tres etapas:

Primera. 1900-1936 es la época del mineral de hierro, de la creación de los grandes complejos siderúrgicos, de la construcción naval, de los fabulosos negocios navieros de la postguerra de 1914.
Segunda. 1939-1959, la industria vizcaína se hace más diversificada, aparece la industria química, multitud de industrias transformadoras; esta época padeció, sin embargo, de varios defectos fundamentales. La economía española atravesó en este período dificultades especialísimas, encerrada en sí misma, con un grado de proteccionismo a ultranza y con el problema esencial de la escasez, lo que trajo consigo el estraperlo, la especulación, el cupo, la licencia y el privilegio. Muchas de las pequeñas industrias transformadoras se montaron entonces al calor de los cupos de hierro, prevalidas de unas circunstancias coyunturales tan especiales.
Tercera. 1959-1964, el impacto de las medidas estabilizadoras fue tanto mayor cuanto que no se limitó a meras restricciones, sino que supuso el final de una era de autarquía económica y de proteccionismo integral y el comienzo de una gradual liberalización de la economía.

   El anterior panorama, un tanto anárquico, con empresas claramente marginales, con una mentalidad en donde no existían en muchas ocasiones el principio de la racionalidad económica, la conciencia de los costes, la selectividad de las inversiones, ya que las circunstancias coyunturales sumamente favorables no hadan temer peligro alguno. Todo esto cambió radicalmente a partir de 1959.

   Los empresarios vizcaínos han atravesado una dura etapa en la que tienen que hacer frente a estos problemas:
1) Dura competencia interior y exterior provocada por la liberalización (a veces esta competencia ha sido desleal, en régimen de “dumping”), lo que obliga a afinar extraordinariamente en precios y calidades, producía “stocks” que no tenían salida y alarmante disminución de los márgenes de beneficios.
2) Los salarios tienden a crecer a veces más rápidamente que la productividad sin que siempre puedan repercutirse sobre los precios de los artículos.
3) La presión fiscal tiende a ser mayor.

   La restructuración de las empresas se imponía como una exigencia ineludible. Las necesidades de renovación de los equipos, de la técnica y de la organización, exigían en las grandes industrias de cabecera, enormes inversiones en un momento coyuntural extraordinariamente delicado. (Por ejemplo, en el sector siderúrgico, el más importante de nuestra provincia, la coyuntura mundial fue francamente desfavorable con una enorme sobreproducción. Afortunadamente, el signo ha cambiado en los últimos tiempos, la demanda de acero es ahora muy superior; este fenómeno se ha reflejado en nuestras factorías que no sufren en estos momentos de una competencia exterior en régimen de “dumping”, lo que les ha permitido aligerar notablemente sus “stocks”.


   El proceso de Liberalización ha sido un duro tira y afloja entre los intereses de la industria transformadora que necesitaba importar materias primas y equipo capital, lo que ha permitido incrementar grandemente su productividad, y los intereses de la industria básica, que no estaba acostumbrada a tan dura competencia, y que alegaba en su defensa varias razones:
1.º La competencia exterior desleal en régimen de “dumping”.
2.º En los casos de competencia normal usual en el comercio internacional se argumentaba que las estructuras productivas españolas no estaban en condiciones de resistirlas, porque su proceso de readaptación era largo y penoso, y además porque no basta tratar de programar un proceso de fabricación en serie con dimensiones adecuadas que se acerquen a las óptimas, si el mercado interior es estrecho, y, por lo tamo, la demanda no va a responder a la oferta.

   Las grandes empresas (muchas de las cuales han tenido que reducir y aun suprimir los dividendos a sus accionistas), sino también a las pequeñas nacidas al calor del periodo anterior. Estas empresas excesivamente atomizadas (el minifundismo es una plaga extendida tamo en el sector agrícola como en el industrial), tienen que realizar grandes esfuerzos por readaptarse, especializarse, por renovarse, muchas veces es necesaria la expansión y la fusión con otras empresas hasta alcanzar las proporciones  mínimas convenientes, pero todo esto supone una serie de dificultades y resistencias no sólo económicas sino de tipo psicológico y humano. En definitiva, en este como en otros muchos aspectos, estamos pagando el precio de los años de autarquía, vividos de espaldas a la división internacional del trabajo.

   En definitiva el que Vizcaya siga ocupando la primacía dentro del desarrollo industrial de España en unos tiempos en que las corrientes centrifugas parecen querer imponerse por doquier, depende de forma decisiva de la capacidad de los empresarios vizcaínos para adaptarse a las nuevas y cambiantes circunstancias; tarea dura la que tienen ante sí, pero en la que necesitan estar ayudados por el Estado que debe realizar enormes inversiones en infraestructura.


   En la nueva etapa del desarrollo industrial de España, las provincias vascongadas han de jugar un papel primordial (existen una serie de factores que no se improvisan y que empleando la fecunda terminología de Alfred Marshall podemos dividir en economías internas, como son las derivadas de la utilización de terrenos y edificios, de los materiales, de la maquinaria, de la mano de obra de la investigación, de la financiación, de las rentas, de la división del trabajo, etc., y las economías externas, derivadas de una mayor especialización, la de encontrar un mayor mercado, de la mejora de la mano de obra especializada, del abaratamiento de los costos de producción como consecuencia del desarrollo de otros sectores industriales, etc.). A todas estas razones hay que añadir las derivadas del perfeccionamiento del “clima” de la comunidad, lo que en definitiva pone en juego todo conjunto de variables cualitativas resumidas en el término “Innovación” y que juegan un papel decisivo en el proceso de desarrollo.

   Por ello, las regiones industrializadas gozan de la riqueza, no solamente debido a sus recursos naturales, cuanto a sus rituales de vida eminentemente dinámicos, de su espíritu empresarial, de sus  parrones de consumo, de su alto nivel educativo, una abundante formación profesional, de mayores oportunidades y por tantos otros aspectos que de ninguna forma se improvisan de la noche a la mañana. Pero el reconocer las grandes ventajas que la zona fabril del Norte de España, (donde Vizcaya en particular) poseen pura una rápida expansión no nos debe hacer olvidar los inconvenientes que hay salvar.

   El primero de ellos, depende de la clase empresarial vizcaína que como conjunto tendrá que demostrar una vez más su capacidad de maniobra y su coraje para hacer frente a las nuevas circunstancias, la honda reestructuración industrial necesaria, es una labor lenta y difícil.

   Pero para que el esfuerzo de trabajadores y empresarios fructifique  es preciso, además, remover otro tipo de obstáculos para lo cual, es preciso la colaboración del sector público. La atormentada orografía de nuestra provincia complica aun más la situación. El principal núcleo industrial, Bilbao, Baracaldo, Sestao, Basauri, etc.), se encuentra localizado en el valle del Nervión, en el que la aglomeración fabril urbana está llegando a extremos tales que la sobresaturación va a producirse en muy pocos años.

   Para que puedan darse los presupuestos de una expansión industrial  hacen falta terrenos, buenas comunicaciones, agua, etcétera. Por lo que respecta a los solares, las industrias, sobre todo las pequeñas, está en trance de estrangulamiento por la dramática escasez y los precios exorbitantes que elevan en globo los costes fijos de cualquier instalación industrial. Los problemas del agua para usos industriales es igualmente agobiante (este es un problema general de todos los países desarrollados, y como muestra tenemos la preocupación del difunto presidente Kennedy de que el agua llegase a escasear en las zonas industriales de los Estados Unidos).

Vista aérea de la desembocadura del Nervión, el Abra al fondo.
Imagen tomada de la página “todocolección”. http://www.todocoleccion.net/
   El problema de la saturación del valle del Nervión puede solucionarse de momento industrializándose rápidamente los de Asúa y de San Salvador, pero es requisito indispensable la creación de un excelente nudo de comunicaciones que haga rápido y fácil el acceso entre las distintas zonas entre sí, y esto, es algo que no se ha conseguido hasta ahora, porque para acometerlo sería necesario que el Sector Público lleve a cabo fuertes inversiones.

   El Presidente de la Cámara de Comercio, señor Delclaux, apuntó en su conferencia de prensa la idea de industrializar igualmente el valle de Guernica, dadas las excelentes condiciones naturales que dicha ría de más de diez kilómetros de longitud y la abundancia de terrenos industriales pueden proporcionar. Sin embargo, existe el grave inconveniente de las grandes obras de infraestructura precisas (canalización del río, dragado, creación de muelles, diques, etc.), así como la notable mejora a realizar de las comunicaciones de toda esa zona con el resto de la provincia, tanto por ferrocarril o por carretera (otros posibles polígonos de descongestión el Duranguesado y Plencia-Butrón).

   Para conseguir que este proyecto se transformase en realidad sería necesario una constante presión, un continuo hacerse notar ante las autoridades centrales por parte de las autoridades provinciales, organismos (tanto oficiales como privados), empresarios y opinión pública a través de los medios de información. Aun así puede parecer problemático que en momentos como los actuales en que los recursos destinados al crecimiento por parte del Sector Público son limitados y harto escasos para las enormes necesidades a cubrir a escala nacional, máxime con una política de descentralización industrial reflejada en los polos de crecimiento, parece problemático, repetimos, arrancar de los poderes centrales la realización de un proyecto tan ambicioso, que desde luego colmaría para varios decenios, los ya apremiantes problemas de la industria vizcaína.

   Pero si esta solución no se puede conseguir por el momento, el objetivo de todas las fuerzas representativas de Vizcaya debe de consistir en exponer ante el poder central, la urgente necesidad de remediar la serie de problemas que a medio y aun a corto plazo se le van a plantear a la provincia en orden a su expansión, y que si no son rápidamente solucionados amenazan con estrangular el crecimiento económico de una de las más prosperas regiones ele España.

   Uno de los factores que más decisivamente han influido en la prosperidad de Vizcaya, lo constituye la ría del Nervión, auténtica arteria del conglomerado fabril que se extiende desde Santurce hasta Galdacano. El emporio de riqueza que en lo que va de siglo se ha creado alrededor de esta vía marítima, a la vista está, no hace falta ponderarlo.

   Pero nada resultaría en estos momentos más peligroso que dormirse en los laureles y pretender vivir de las rentas y del esfuerzo de generaciones anteriores. Maravilla el trabajo realizado por nuestros abuelos que canalizaron la ría, construyeron el puerto, los diques, los rompeolas, los cargaderos y toda clase de instalaciones portuarias muy adecuadas para principios de siglo, pero que hoy en día han quedado evidentemente atrasadas.

Mapa de carreteras de Vizcaya de 1956.
   Han sido varios lustros en los que la labor realizada en la infraestructura de nuestro puerto ha sido escasa, lo que ha contribuido a su evidente descapitalización. Ahora se pretende remediar este problema y en las inversiones del Plan de Desarrollo están previstos 1.194 millones de pesetas para nuestro puerto, lo que indudablemente contribuyen a aliviar la situación. Pero, además, existe un problema de fondo de indudable gravedad. Nuestra ría y nuestro puerto está a la cabeza de los puertos de España en el tráfico de mercancías, destacando por su importancia vital, el de materias primas para las industrias de transformación, pero hay que tener en cuenta que tanto las plantas siderúrgicas, como los cargaderos de mineral y muchas de las instalaciones portuarias, así como su configuración se encuentran instalados un tanto arbitrariamente para las necesidades, ya que fueron programados hace más de medio siglo, con vistas al comercio con Inglaterra. A finales del siglo pasado los barcos ingleses que venían por mineral y que traían carbón inglés a bajo precio para aprovechar el flete, no contaban con el calado y con el tonelaje de los buques actuales.

   De esta forma, el gran problema que se presenta al área industrial del Nervión es la imposibilidad de recibir barcos de gran tonelaje (este problema se encuentra especialmente agudizado en las plantas siderúrgicas por necesitar grandes suministros de carbón y hierro para sus fundiciones).

   Tampoco pueden salir estos buques con mineral o lingote de hierro por razón del calado y porque las instalaciones de carga de mineral se encuentran demasiado anticuadas en relación con los nuevos sistemas, en que se ahorra tiempo y mano de obra. El problema puede ser atenuado aunque no solucionado totalmente mediante el dragado y ensanche de la ría, pero considerando el enorme tráfico existente resulta cada vez más difícil el movimiento de los grandes barcos que no sólo tienen que esperar las mareas, sino también se ven obligados a realizar difíciles maniobras en medio de la ría.

   ¿Cuál puede ser la solución a este problema?. ¿Reside acaso en la terminación de las obras e instalaciones del canal de Deusto?. Francamente creemos que no, más pronto o más tarde es vital acometer la tarea de construcción del puerto exterior, pues el actual, construido hace más de medio siglo se nos ha quedado pequeño.

   Pero no es el del puerto el único problema de comunicaciones que tiene Vizcaya; el de los ferrocarriles y carreteras puede alcanzar igualmente proporciones dramáticas.

   Los ferrocarriles que comunican nuestras provincias con el resto de España padecen los graves defectos estructurales heredados de generaciones pasadas de toda la red nacional. El transporte se mueve principalmente a lo largo de un reducido número de líneas de gran volumen que parten de forma radial de Madrid y conducen a las otras zonas de gran actividad económica en la periferia. Como es lógico, esta estructura crea graves problemas, ya que muchas veces deja deficientemente comunicadas entre sí a zonas de la periferia densamente pobladas y de gran actividad económica. Así no existe comunicación directa continua por ferrocarril a lo largo del Cantábrico; la comunicación directa entre el Norte y el Mediterráneo es igualmente muy defectuosa (termina prácticamente en las Vascongadas); las existentes entre la frontera francesa, Cataluña y Levante, con la región andaluza, resultan asimismo insuficientes.

   No es de extrañar, por tanto, que nuestras líneas férreas, a pesar del Plan de Modernización de la RENFE (que mejorará notablemente nuestras comunicaciones con Madrid y Barcelona) sigan con todos los viejos defectos (vía estrecha y única, material móvil anticuado, etc.), lo que transforma por ejemplo un viaje a Oviedo o a Santiago en toda una aventura.

   Parecidos problemas presentan las carreteras por la orografía tan accidentada de nuestra provincia. Así, si la progresión constante de automóviles y de vehículos industriales continúa al ritmo actual, el Gran Bilbao, cuyos problemas de ordenación urbana son ya tremendos, corre peligro de estrangulamiento, la llamada “Solución sur”, es a este respecto, de una urgencia vital ineludible.

   Pero no existe solamente el problema de los accesos por carretera a la zona de Bilbao, uno de los más difíciles entre todas las provincias españolas, y el de las comunicaciones entre los diferentes núcleos urbanos y fabriles (como muestra tenemos el tramo de Bilbao hasta Portugalete que requiere urgente ampliación y mejora), existen otros proyectos más ambiciosos, como el famoso triángulo Bilbao-Vitoria-San Sebastián, que desgraciadamente no ha pasado hasta ahora de mero proyecto, ya que en un plazo corto no lleva trazas de que sea acometido a pesar de los grandes beneficios que reportaría a toda la región.

Aeropuerto de Sondica en 1967
Imagen tomada de la página “todocolección”. http://www.todocoleccion.net/
   En cuanto a las líneas aéreas, su porvenir debe de ser brillante, dado el gran tráfico de pasajeros que da nuestra provincia, pero igualmente se precisa mejorar notablemente el aeropuerto de Sondica.

   Como resumen puede afirmarse que el futuro de Vizcaya depende de una parte no despreciable de que la mejora de nuestra infraestructura se lleve a cabo, y para ello, todas las fuerzas representativas de la provincia deben redoblar sus esfuerzos para lograrlo.

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Publicado en 1965 por Jesús Dorao Lanzagorta.

Obra original perteneciente a los fodnos bibliográficos de la Fundación Sancho el Sabio Fundazioa. (Vitoria-Gazteiz).


http://hdl.handle.net/10357/40211


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