viernes, 19 de junio de 2015

La huelga de Bilbao.- 1911

La huelga de Bilbao.- 1911

9  de Septiembre de 1911

   Han alcanzado bastante gravedad los sucesos de la huelga. A pretexto de que no querían estar custodiados por la fuerza pública, se declararon en huelga más de 2.000 operarios de las fábricas “Vizcaya” y “Altos Hornos”.

Los huelguistas frente a los Altos Hornos esperando
 la salida de los esquirols
   En Begoña, los huelguistas, llevando delante a las mujeres, atacan a los obreros que querían trabajar.

   Los huelguistas de «La Vizcaya> se encaminaron hacia el Desierto, parando al paso todas las fábricas del trayecto.
  
   En vista de que los grupos aumentaban por instantes y pedían a gritos la libertad de quince individuos presos el día anterior por ejercer coacción sobre unos carreteros, las fuerzas dieron una carga para disolverlos, y de ella resultaron dos heridos, uno de los cuales fue un niño de doce años, que recibió un sablazo relativamente grave en la cabeza, y fue curado en el botiquín de la fábrica de «Altos Hornos». El niño se llamaba Moisés Antolín. Cuatro huelguistas que fueron detenidos pasaron al cuartel de la benemérita, situado en el barrio de San Vicente. Durante la colisión hubo incidentes aislados, como la rotura de las vidrieras de una tienda de ultramarinos por un grupo de huelguistas furiosos.

   Una Comisión de obreros, seguida de más de 200, entre huelguistas y curiosos, se dirigió al cuartel de la Guardia civil para pedir la libertad de los detenidos, y en el trayecto obligó a suspender el trabajo en todas las obras.

Jamás hubo en Bilbao un paro tan completo y tan absoluto.

   El Gobierno estaba preocupadísimo con la huelga de Vizcaya: lo revelaba este telegrama que el Sr. Canalejas envió al Gobernador:

“Comprendo y comparto sus contrariedades, luchando con tanta intransigencia. Los elementos patronales, fuerza, al fin, conservadora y social, están interesados, con toda clase de prestigio y aun de provecho para el porvenir, en que España consiga el triunfo en sus negociaciones internacionales y salve sus prestigios en África.
No se concibe que, reservándose para en su día la batalla que desean en holocausto de la Patria, y respondiendo a los requerimientos del Gobierno de la Nación, no admitan ahora soluciones de concordia, aunque sean temporales. En otros puntos se toma por pretexto lo de Bilbao. Todo eso es un daño a España, y sea cual fuere la razón y la justicia de los patronos, debía pesar en el ánimo de éstos.
No sé si ha hablado V. S. con los representantes de la provincia, que son hombres parlamentarios y deben comprender, de seguro, que no es esta la hora de las intransigencias.”

   En este momento se acaba de recibir un telegrama del Gobernador de Oviedo, diciendo que persistirá la huelga de Oviedo ó no, según persista ó no la de Bilbao.

   El Gobierno envió fuerzas á Bilbao.

10 de Septiembre de 1911

Las tropas dando una carga contra los huelguistas en el puente de Isabel II.
   Continua la gravedad de la situación, habiéndose producido nuevos disturbios que originaron choques con la fuerza pública y ocasionaron algunos heridos.

   La Comisión de la huelga de la zona fabril acordó formular las siguientes peticiones:
“Primera.- Retirada de las fuerzas para entrar al trabajo.”
“Segunda.- Que todos los embarques y desembarques que se realicen en los muelles sean hechos por la Sociedad de Cargadores de los muelles, como se efectúa en la fábrica de Baracaldo.”
«Tercera.- Aumento de 50 céntimos en el salario, sin aumento de toneladas ni disminución del primero.”
»Cuarta.- Que no haya represalias por parte de patronos ni obreros después de terminada la huelga.”
»Quinta.- Reconocimiento de las Sociedades obreras.”

   El Sr. Canalejas, hablando de la huelga, dijo:
“Parece que los patronos están disgustados por el telegrama que ayer envié al Gobernador.”
“El telegrama no era para darlo a la publicidad, pues se trataba de unas órdenes que se dirigían a aquella Autoridad.”
“Pero, puesto que se ha publicado, no me arrepiento de ello, pues yo acudo á todos los medios para procurar el arreglo de los conflictos.”
“Es necesario que, tanto por parte de los obreros como de los patronos, se nos ayude a buscar una solución para este y otros conflictos.”
“Ahora los obreros no se limitan en Bilbao a pedir mejoras, pues ya exigen como condición para trabajar que sean retiradas las fuerzas allí reconcentradas.”
“Las tropas enviadas para mantener el orden ya están allí.”
“Con ellas no mantenemos ni los derechos de los obreros ni los de los patronos, sino simplemente una imparcialidad completa en favor de unos y otros, y sin violencias para nadie.”

11 de Septiembre de 1911

   Se han agravado mucho los acontecimientos. A excitación clandestina de los anarquistas, se declararon en huelga todos los trabajadores de la cuenca minera.

   En Baracaldo ocurrieron graves colisiones, ocasionando un muerto y varios heridos. Por la noche, el Comité de la Federación de Sociedades obreras declaró, por unanimidad, la huelga general.

   No obstante, a excitación del Gobernador civil, señor Novella, se acordó no declarar aún el estado de guerra.

12 de Septiembre de 1911

Soldados conduciendo a un herido a la casa de socorro.
   La situación en Bilbao y zona minera de Vizcaya era gravísima.

   Acordado el paro general, fue planteado con gran unanimidad, aunque en muchos casos por coacciones e imposición de los huelguistas.

   Aparte de los trabajadores de las fábricas, holgaban carreteros, descargadores, panaderos, ferroviarios, tranviarios, tipógrafos, vendedores de leche y otros muchos oficios, aunque ya decimos que, en muchos casos, “obedeciendo a imperiosas coacciones.”

   Varias fábricas trataron de resistir; pero en vista de la falta de fuerzas en las Autoridades para defender la libertad del trabajo, se vieron obligadas a suspender los trabajos.

   A las cinco de la tarde se reunió la Junta de Autoridades en el despacho del Gobernador civil. El Sr. Novella declaro que la situación era para él dificilísima, porque no disponía de fuerzas suficientes para atender a todas las solicitudes que se le dirigían; y ya que el Gobierno no podía enviarle más Guardia civil, creía llegada la hora de entregar el mando a la Autoridad militar.

   Conformes, desde luego, el Presidente de la Audiencia y el Gobernador militar, a las siete de la tarde salió una compañía del regimiento de Garellano y proclamó la ley marcial. Acto seguido se publicaron los bandos de los Gobernadores civil y militar.

lntervención de Pablo Iglesias.—Ya había estado en Bilbao el Sr. Soriano conferenciando con obreros y Centros societarios acerca de la huelga, marchando luego á Santander y a otros centros obreros.

Los compañeros Pablo Iglesias (1), Facundo Perezagua (2) y la comisión de la huelga conversando con un grupo de obreros en la Gran Vía, de Bilbao, acerca de los incidentes del movimiento socialista en dicha población. 
   En este día fue el jefe socialista, D. Pablo Iglesias, el que intervino en el asunto.

   Llegó a Sestao con Perezagua. Dirigiéronse al Centro obrero, ante el cual había estacionada gran muchedumbre.

   Iglesias habló desde el balcón. Fueron sus palabras un consejo de calma y cordura, diciendo a los obreros que debían mantener firmemente la lucha; pero sin perder la serenidad, evitando el derramamiento desangre.

   Aconsejó a los huelguistas que le escuchaban que se trasladaran a Baracaldo para asistir al mitin que se iba a celebrar.

   Terminó diciendo que la finalidad de los explotadores de Vizcaya es aniquilar la organización y dar una sangría a la clase obrera.
“Lo primero—añadió—será imposible conseguirlo, y para evitar lo segundo necesitan tener los obreros gran serenidad y mucho tacto, al par que gran firmeza.”

Los patronos al Sr. Canalejas.- Los patronos expidieron el siguiente despacho:
“Excmo. Sr. Presidente del Consejo de Ministros:
    Por conducto del Gobernador hemos tenido conocimiento del nuevo telegrama de V. E. Reunida hoy nuevamente la asamblea de patronos, éstos, por unanimidad, han acordado ratificar los poderos a la Comisión de mi presidencia y en las mismas condiciones de antes.
   Las asambleas patronales no solicitan de V. E. más que el mantenimiento del orden público, el de libertad de trabajo, y, sobre todo, el amparo de esos obreros nuestros que, por el deseo natural de sustentar a sus familias, son tratados como fieras por los huelguistas. El ejemplo inmediato tiénelo V. E. en lo ocurrido anoche en Portugalete, donde ya, no sólo se han contentado con atropellos en la vía pública, sino que han allanado e invadido los hogares domésticos, sin que haya habido fuerza pública que los haya protegido.
   Además, tenemos el sentimiento de decirle que, desgraciadamente, el orden público y la libertad del trabajo han desaparecido de Vizcaya durante todo el día de hoy. Cumpla imparcialmente V. E. con los deberes de gobernante y recibirá el aplauso de los buenos ciudadanos.

Por la Comisión de huelga, el Presidente,
Ignacio de Ituarte.»

La actitud del Gobierno.- Se reunió el Consejo de Ministro para tratar de las cuestiones pendientes.

   Véase cómo dio cuenta de la reunión el Sr. Gasset:
   El Jefe del Gobierno hizo un discurso exponiendo la gravedad de la situación, para terminar proponiendo a sus compañeros lo que ajuicio suyo procedía hacer.
   Expuso minuciosamente los antecedentes de estas huelgas, con especialidad las que, comenzando en Bilbao, tienden a extenderse, también con caracteres alarmantes, por Santander y Asturias.
   Recordó confidencias e informes adquiridos hace tiempo por el Gobierno, que anunciaban este movimiento huelguista para el actual mes de Septiembre, como, en efecto, se ha verificado, si bien adelantándose unos días, pues la fecha señalada por los directores del movimiento era del 16 al 20 de este mes.
   Estudió con toda clase de detalles la iniciación de la huelga de Bilbao, los procedimientos de violencia que se vienen empleando desde el primer día, los elementos extraños que se han mezclado en el conflicto y otra porción de pormenores que tiene el Gobierno, para demostrar, según dice, que se trata de un movimiento revolucionario, pensado y preparado con gran anticipación.
   Llegado a este punto de su discurso el Sr. Canalejas, dirigió á sus compañeros la siguiente pregunta:
   “¿Está el Gobierno decidido a hacer frente a la situación con toda la energía que demanda la gravedad de las circunstancias?.”
   La contestación fue afirmativa y unánime. Todos los Ministros convinieron con su Presidente en que, por doloroso que sea en este caso el cumplimiento del deber, hay que reprimir rápida y enérgicamente lo que el Gobierno estima, más que huelgas, movimiento revolucionario.
   Después de este asentimiento de los Ministros se aprobó la suspensión de garantías en Vizcaya, y el
Sr. Canalejas indicó que tal vez fuese necesario suspenderlas en toda España.
   Los Ministros le autorizaron también para ello, dándole un absoluto voto de confianza para que en el momento que lo estime preciso, y sin necesidad de reunir el Consejo, ponga á la firma del Rey el decreto suspendiendo las garantías constitucionales en toda la nación.
   E1 voto de confianza fue extensivo también para cuanto se refiere a la represión dura y rápida de las huelgas y de los directores del movimiento.
   Luego los Sres. Canalejas, Barroso y Luque expusieron las medidas tomadas, las órdenes dadas a las Autoridades civiles y militares, y el envío de tropas a Bilbao, Asturias y Santander.
   Al capitán general de la sexta región, Sr. Aguilar, que ayer mismo marchó de San Sebastián á Bilbao, se le han dado órdenes de que proceda con muchísima energía.

   Estudió el Consejo las fuerzas del Ejército y de la Guardia civil de que puede disponer en toda España, y resultó una suma de más de 100.000 hombres, sin contar, como es natural, las que están en África.»

Fuerzas militares custodiando los Altos Hornos después de los sucesos.
Canalejas a Palacio.- Avisado el Sr. Canalejas durante' el Consejo de que el Rey se encontraba ya en Palacio, salió de Gobernación, celebrando con D. Alfonso una larga conferencia, terminada la cual el Presidente volvió á donde seguían reunidos sus compañeros.

   El Jefe del Gobierno dio cuenta a D. Alfonso del estado de las huelgas, de los acuerdos acabados de tomar en el Consejo y de las órdenes enérgicas transmitidas a las Autoridades de las regiones donde se desarrollaba el gravísimo conflicto obrero, y S. M. firmó el decreto suspendiendo las garantías en Vizcaya, que al día siguiente publicó la Gaceta.

   Manifestaciones de Canalejas.- Hablando con los periodistas, amplió el Sr. Presidente del Consejo las manifestaciones respecto a la actitud del Gobierno, diciendo:
“La situación, hay que decir ante todo la verdad, es grave, verdaderamente grave, y tiene un carácter revolucionario.”
“Lo que comenzó siendo una protesta obrera, con huelgas más o menos importantes, se ha convertido en violentísimas manifestaciones contra el orden y la tranquilidad públicas, provocadas por elementos que, bastardeando la índole inicial del movimiento, pretenden quebrantar la paz de la nación.”
“Esto no ha de consentirlo de ninguna manera el Gobierno. No lo consentirá.”
“Yo—añadió el Sr. Canalejas—no hablo ya de paz ni de concordia. Buscan la revolución, pues daremos en firme la batalla”.
“Seremos severos, pero no crueles”.
“Tenemos en la Península y en Melilla 112.000 soldados, y si preciso es disponer de 7J.000 que hay en la Península, los utilizaremos enviándolos a Vizcaya. Para el resto de España tenemos bastante con la Guardia civil”.

   Después llegó el Ministro de la Guerra, que dijo:
“Se han dado ya las órdenes oportunas para movilizar fuerzas de Oviedo, Valladolid, León, Palencia, San Sebastián y Vitoria. Algunos regimientos han salido ya para los puntos a donde se les ha destinado”.

La opinión pública.- Un importante periódico, expresando el estado de la opinión pública, decía:
   “La opinión, con la perspicacia y la clarividencia de todo juicio colectivo, advierte que estas huelgas de ahora han ido complicándose y agravándose sin razones serias, por fútiles pretextos, notándose en ellas el evidente deseo de crear un conflicto al Gobierno y al país, precisamente en los momentos en que España interviene en una difícil y compleja negociación diplomática y en que resucita el peligro de Melilla, como si todo ello fuese un retablo, cuyas figuras manejan a su antojo voluntades ocultas.”
   “El derecho á la huelga, no lo discute hoy nadie; no lo niega nadie, y, en realidad, nadie puede decir que no se hace de él un amplísimo uso; pero ¿cómo puede ser el derecho a la huelga un derecho que faculte para asaltar fábricas y volar puentes y apalear a los obreros que no quieren holgar?”.
   “El Gobierno cumple su deber declarando que está dispuesto a reprimir con toda la energía qué sea necesaria ese movimiento revolucionario que viene a perturbar la vida nacional en momentos difíciles”.


13 de Septiembre de 1911

La Guardia civil disolviendo los grupos en las calles.
  La situación continua siendo grave. Véase lo que comunicaban de de Vizcaya:
   “Sigue la misma situación y el aspecto de la población es igual que ayer”.
   “Los establecimientos están cerrados, excepto las farmacias, ultramarinos, barberías, estancos y tabernas”.
   “En las estaciones, fábricas y puntos estratégicos de la población vigilan fuerzas numerosas del Ejército”.
   “Grupos de huelguistas, en actitud pacífica, recorren la población, inspeccionándolo todo”.
   “Llegó el capitán general, Sr. Aguilar”.
   “Por las callos transita poca gente y la inquietud es muy grande”.
   “Patrullas de Caballería vigilan constantemente”.
   “En Bilbao el paro es completo y general. En algunas fábricas del extrarradio trabajan esquirols”.
   “Los trenes de Portugalete a Las Arenas no circulan, por falta de maquinistas”.
   “A las nueve de la mañana salió de la estación de Bilbao para Las Arenas un tren protegido por la fuerza pública, llegando hasta Lamiaco, donde se retiró, porque los huelguistas habían levantado la vía en una gran extensión”.
   “Los tranvías de Durango circulan protegidos por la fuerza pública”.
   “También se ha intentado la circulación de los tranvías urbanos de Bilbao. A las ocho y media de la mañana salieron de las cocheras seis motores y bajaron al casco de la población para empezar el servicio. Cada coche iba custodiado por cuatro soldados de Infantería”.
   “Al llegar los coches a la desembocadura del Arsenal, los grupos de huelguistas que estaban en el paseo se abalanzaron sobre los carruajes con el propósito de asaltarlos, increpando e insultando a los esquirols. En un momento se reunieron varios centenares de huelguistas y apedrearon a los esquirols, rompiendo los cristales”.
   “Los soldados cargaron los fusiles e hicieron dos disparos, causando el consiguiente pánico y carreras”.
   “Hoy no se han publicado periódicos”.
   “En «La Vizcaya» están paralizados los trabajos, y también han cesado hoy los obreros de los Astilleros del Nervión, de Martínez Rivas, a pesar de que este patrono, disintiendo de los demás, hubo en otras ocasiones accedido a las peticiones de los obreros”.
   “La huelga se extiende a toda la provincia. De todas partes se reciben telegramas pidiendo fuerzas.”               
   “En Algorta, el Alcalde y los vecinos se han armado para defender al pueblo contra los huelguistas”.                        
   “Anoche llegaron a dicho pueblo nueve panaderos con propósito de paralizar los trabajos, siendo rechazados por más de cien jóvenes, con el Alcalde a la cabeza, armados de escopetas, rifles y revólveres, para hacerles regresar al punto de donde procedían; les ordenaron formar militarmente de dos en fondo, acompañándolos al límite del pueblo.”

14 de Septiembre de 1911

El público viendo circular los tranvías Guiados por militares.
   Telegrama de Bilbao:
   “La situación es la misma que en días anteriores.”
   “Escasea el pan. El paro es completo.”
  “E1 tren que salió para Santander a las siete de la mañana encontró la línea cortada en una extensión de 100 metros en la estación de Zaramillo. En el puente próximo los rieles estaban doblados.”
   “El tren retrocedió para Bilbao.”
   “Una brigada de obreros se negó a trabajar, por miedo a los huelguistas.”
   “Un tren que venía a Bilbao desde Valmaseda con pan y víveres fue apedreado y asaltado por los huelguistas, quienes se apoderaron de todas las mercancías.”
   “En la línea del ferrocarril minero a Galdames ha sido volado un puente con dinamita.”
   “Escasean el pan y los víveres.”
   “Los trenes de Las Arenas y Portugalete continúan paralizados, así como los tranvías urbanos.”
   “Se asegura que han sido detenidos el Dr. Medinaveitia y otros caracterizados socialistas de Baracaldo y Sestao.”
   “El Capitán general ha ordenado la clausura de los Centros obreros.”
   “Hoy se ha intentado poner en circulación veinte tranvías con ingenieros militares; pero se desistió después.”
   “Se trató de llevar a los pueblos ribereños la correspondencia estos días en tranvías; pero también se desistió de ese propósito. Se llevó en vapor.”

16 de Septiembre de 1911

   En Bilbao seguía la situación igual.

   Una Comisión obrera pidió por teléfono al Sr. Canalejas que interviniera en el conflicto. El Presidente les contestó que así se lo había encargado al Gobernador civil.

   Dicha Comisión conferenció también con el director de Obras públicas, Sr. Armiñán, que fue a Bilbao, Asturias y Santander a procurar una avenencia.

   Fueron detenidos en Baracaldo el Dr. Madinaveitia, su hijo y el Sr. Conde Pelayo.

18 de Septiembre de 1911

Los huelguistas interceptando la línea férrea en Portugalete.
   En Bilbao se llegó, a obligar a las mujeres a ir a buscar á los maridos a las obras, quedándose entretanto los huelguistas en la casa del trabajador para agredir a los hijos y destrozar el ajuar, si el padre no obedecía las órdenes que su esposa llevaba.

   El Juzgado se incautó de la relación de las cantidades que desde el extranjero se hablan girado a los revoltosos, así como los Bancos y entidades financieras que habían hecho los giros.

   Además, a varios de los detenidos se les ocuparon monedas de oro francesas de 20 francos de las llamadas vulgarmente luises.

   También el general Aguilar recibió grandes muestras de afecto en un recorrido que, al frente de las tropas, hizo desde Bilbao á Portugalete.

   En los mensajes y testimonios de protesta que el Gobierno recibía se le hacían ofrecimientos, incluso de luchar personalmente contra los revoltosos, si preciso fuere.

   En Algorta se había llevado ya a efecto la idea de constituir una guerrilla formada de veraneantes y gente distinguida, para defender al poblado de las incursiones de los huelguistas. Hasta la fecha no habían logrado estos realizar una sola coacción por aquellos lugares.

   Lo cual prueba: primero, que si los perturbadores cometen ciertos atentados, es debido a la cobardía de las clases medias; y segundo, que, como dijimos en el año 1895 (1), al tratar de los sucesos de Jerez, esas clases no tendrán otra solución que la de apercibirse a la defensa de sus intereses y aun de su seguridad personal.


20 de Septiembre de 1911

Fuerzas de la Guardia civil custodiando la estación de Portugalete.
Fin de la huelga de Bilbao.- De la capital de Vizcaya, donde se había iniciado la huelga que después
se extendió por toda España, se recibió la siguiente satisfactoria noticia:
   “Esta noche se ha reunido el Comité de la huelga, para cambiar impresiones acerca del movimiento.”
   “Dióse cuenta de los oficios que han reanudado los trabajos ayer y hoy por tratarse de obreros fácilmente sustituibles y creer que iban a ser despedidos.”
   “El Comité, entendiendo que los obreros han cumplido con su deber de solidaridad, acuerdan recomendar a todas las Sociedades obreras federadas reanudar hoy jueves el trabajo, quedando en libertad de continuarla únicamente los obreros que integran el tráfico en los muelles y los obreros de la zona fabril.”
   “Acordóse, igualmente, exponer al Comité de la Federación Nacional de mineros la conveniencia de éstos en volver al trabajo, también una vez cumplido su deber de solidaridad.”
   “Este Comité se reunirá hoy jueves, y acordará recomendar a los mineros que reanuden los trabajos el viernes.”

21 de Septiembre de 1911

Barricada de madera hecha por los huelguistas de Baracaldo.
Fracaso de la huelga general.- El hecho de haber terminado la huelga de Bilbao, origen en apariencia de todas las demás, desanimó a los elementos huelguistas.

   Los directores de la huelga circularon los correspondientes avisos, y el trabajo, cuya suspensión apenas había sido notada, se reanudó totalmente en todas partes.

4 de Octubre de 1911

Normalidad en Bilbao.- A las cuatro de la tarde se reunió en la finca «Estraunza», residencia del Capitán general, la Junta de Autoridades. El general Aguilar dijo que, a juicio suyo, estaba normalizada la vida en Vizcaya, por lo cual opinaba que debía encargarse del mando el Gobernador civil. Este reconoció que estaban normalizados los servicios públicos y que se trabajaba casi normalmente en muelles, fábricas y minas. Añadió que le parecía oportuno volverse a encargar del mando. El Presidente de la Audiencia asintió á tales manifestaciones, y por unanimidad se acordó el levantamiento del estado de guerra.

Publicado por Fernando Soldevilla

En EL AÑO POLITICO.




jueves, 18 de junio de 2015

La huelga de los mineros.- 1910

La huelga de los mineros.- 1910

ORTUELLA: Plano inclinado.
   La cuestión obrera de Bilbao sigue sin resolver a la hora que escribimos estas líneas. En los muchos días que lleva de duración la huelga de los mineros, las noticias han venido siendo contradictorias. Se anunciaba un estado de oposición irreconciliable entre patronos y obreros, y las corrientes pesimistas se acentuaban cuando se telegrafiaban nuevas de posible concordia y renacían las esperanzas optimistas. Pero éstas eran á su vez de corta duración, pues no tardaban en llegar otras que anunciaban el fracaso de todo intento de arreglo.

Llegada del Ministro de la Gobernación.
   La Corporación municipal y la Cámara de Comercio practicaron nobles gestiones dignas de mejor éxito; una Comisión del Instituto de Reformas Sociales se trasladó a Bilbao y estudió el problema y conferenció con los mineros y los patronos sin alcanzar tampoco una solución favorable. El Gobierno intervino y ofreció a los huelguistas una reforma legislativa sobre el trabajo en las minas en cuanto las Cortes reanuden sus tareas; pero los trabajadores manifestaron en sus reuniones que no se fiaban de vagas promesas. Entonces fue a Bilbao el Ministro de la Gobernación para que su presencia y su palabra fueran garantía de lo prometido y al mismo tiempo para interponer toda la influencia de su cargo y de su persona con los propietarios de las minas y con los operarios, y buscar una fórmula de arreglo; pero á pesar de haber manifestado varias voces el Ministro sus esperanzas de éxito, repetidas veces también comunicó que sus gestiones habían fracasado con unos y con otros.

Conferencia del Ministro con los representantes de los huelguistas.
   Una de las cosas que parecían más necesarias y aun apremiantes era el nombramiento por parte de los mineros de una Comisión que tuviera plenos poderes para poder tratar y pactar con ella, y al efecto se han celebrado reuniones en que sus propios caudillos les propusieron dicho nombramiento, y sus excitaciones a la prudencia fueron contestadas con los gritos de “¡Viva la huelga!”.

ORTUELLA: Cargaderos de mineral.
   Los referidos caudillos han podido apreciar perfectamente en esas asambleas que su gran prestigio para llevar las masas a la agitación disminuye hasta casi extinguirse cuando se proponen volverlos a la apreciación serena de las cosas.

Publicado por CARLOS LUIS DE CUENCA

El 15 de Agosto de 1910 en

La Ilustración Española y Americana.



miércoles, 17 de junio de 2015

Las acerías de Baracaldo y Sestao.- 1909

Las acerías de Baracaldo y Sestao.- 1909

Fábrica de Altos Hornos de Baracaldo, en 1908.
    Desde los tiempos más remotos se conocían los criaderos de hierro de Vizcaya, especialmente el de Somorrostro, en donde se encuentran grandes masas de mineral, creyéndose sean las que Plinio el Mayor reconoció en el siglo l de nuestra Era, y describió en estos términos: “En la parte marítima de la Cantabria que baña el Océano, se alza un monte alto y escarpado, cosa maravillosa, formado todo de hierro."

   En la décima centuria se embarcaba la vena dulce de Somorrostro, en la ría de Bilbao, para algunos puertos de Guipúzcoa, mineral muy rico, que se continuó explorando en galerías para surtir a las ferrerías extendidas por el país vascongado.

   El beneficio se hacía en la Edad Media en hornos establecidos en los bosques, ejecutando a brazo todas las faenas, y llegó a alcanzar tal fama el hierro vizcaíno, por su calidad superior, que no sólo surtía gran parte del mercado español, sino que se exportaba a Francia, Inglaterra y los Países Bajos.

   A mediados del siglo XV desaparecieron las ferrerías de los montes y vericuetos, trasladándose a las orillas de los ríos para utilizar los saltos de agua directamente en las trompas, o por medio de ruedas de paletas y rodeznos destinados a mover los martillos o mazos y los barquines o fuelles de cuero.

   La construcción naval adquirió gran desarrollo durante la décima sexta centuria, contándose al final de la misma entre Vizcaya y Guipúzcoa trescientas ferrerías, que elaboraban por término medio 1.000 quintales anuales cada una, destinándose el hierro producido a los barcos, herramientas, artillería, armas blancas y de fuego, anclas, cadenas, clavazón y herrajes diversos. Hubo otro período floreciente de los astilleros vascongados durante los reinados de Fernando VI y de Carlos III, en los que las fábricas de aquel país hacían importantes suministros a los arsenales del Estado. A principios del siglo pasado había en el señorío de Vizcaya 180 ferrerías, que elaboraban unas 4.000 toneladas anuales de hierro dulce, pero fue disminuyendo paulatinamente la producción en años sucesivos por los adelantos introducidos en la industria siderúrgica inglesa.

   El primer horno alto levantado en España fue el de la fábrica Heredia, en Málaga, construido en 1832. La casa Ibarra y Compañía poseía en Somorrostro minas importantes, en las que explotaba la vena para transportarla a lomo a los puertos o enviarla á las ferrerías, y en 1847 fundó en el valle de Guriezo, en la provincia de Santander, una fábrica de hierro, dotada de un horno alto, que trabajaba con carbón vegetal y viento frío, cinco hornos para pudelar y recalentar, y tres trenes pequeños de laminación, con los que producía una excelente calidad de hierro; y en 1854 implantaron en Baracaldo, cerca de Bilbao, otra fábrica de hierro montada en mayor escala y con procedimientos más modernos que los de Guriezo.

   La fábrica de hierro de Baracaldo ocupaba una superficie de 64.000 metros cuadrados, pero con objeto de ampliarla obtuvieron los Sres. Ibarra y Compañía la concesión de terrenos ganados a la ría de Bilbao y al Galindo, sujetándose en la construcción de los muelles al plan de encauzamiento general estudiado por el ramo de Obras públicas y aprobado por el Ministerio de Fomento.

   Se fueron completando las instalaciones, y constaba de tres hornos altos de capacidad reducida: uno de ellos marchaba con carbón vegetal, y los dos restantes con cok, procedente de Inglaterra, dos máquinas soplantes, los montacargas, calderas, aparatos de aire caliente y los depósitos de mineral completaban el equipo.

   La fabricación de hierro dulce se hacía en 14 hornos de pudler con siete calderas de vapor, dos martillos pilones, un tren de desbaste y tres trenes de laminación: el mayor, el mediano y el pequeño, provistos de sus hornos de recalentar, cilindros, sierras, tijeras, etc. Un taller pequeño de ajuste, otro de fundición y modelos, el laboratorio y la calderería, servían a aquellas instalaciones de complemento.

   El invento de Bessemer para producir el acero por de carburación del lingote de hierro y el de Siemens Martín para obtenerlo por medio de hornos a generación de gas, cambiaron radicalmente el estado de la industria siderúrgica. Los nuevos métodos de fabricación requerían minerales muy puros y exentos de fósforo, cuyas condiciones llenaban cumplidamente los de Somorrostro, y hacia 1870 comenzó la demanda activa de la mena vizcaína.

Fábrica de Altos Hornos en Sestao, en 1908.
    Hasta 1880 no empezó á cristalizar la evolución para aplicar en gran escala el invento de Bessemer, destinado a la producción de acero, implantando, al efecto, las instalaciones indispensables de hornos altos y trenes potentes de laminación.

   Para un cambio tan radical se necesitaban grandes capitales; pero dado el crédito que gozaba la casa Ibarra y el excelente concepto que merecían los resultados obtenidos por la Sociedad comanditaria que funcionaba a nombre suyo, obtuvieron la cooperación de otros hombres de negocios para formar la Sociedad anónima titulada "Altos Hornos y fábricas de hierro y acero de Bilbao”.

   Los Sres. Ibarra y Compañía entregaron a la nueva Sociedad las dos fábricas de hierro de Baracaldo y Guriezo, con sus minas y los contratos de minerales que tenían con las Compañías extractoras.

   El estudio de las instalaciones proyectadas en la fábrica de Baracaldo, se encomendó al reputado ingeniero inglés mister E. Waídsor Richards, bajo cuya dirección quedaron terminadas en el transcurso de tres años escasos, produciéndose el primer lingote de acero Bessemer el 8 de Octubre de l885.

   La nueva Sociedad fue desarrollando paulatinamente sus medios de producción y a fin de ponerse en contacto con la red española de Caminos de hierro, se interesó en 1884 en la Compañía del ferrocarril de Bilbao a Portugalete, que inauguró en 1887 la Sección de Origen hasta el Desierto, poniéndose después en comunicación con la cuenca minera de Ortuella.

   En sus talleres se construyeron máquinas de vapor de 600 caballos, locomotoras para el servicio propio, puentes metálicos, embarcaderos, mercados y armaduras, y se disponía de una instalación para el alumbrado eléctrico. La fábrica tenía montadas diferentes instituciones de previsión y enseñanza, a saber: La Sociedad de Socorros, Hospital, Caja de Ahorros, Sociedad Cooperativa, Retiros, Escuelas de primera enseñanza, contribuyendo también al sostenimiento de la Escuela de Artes y Oficies de Baracaldo. Acudió con sus productos a varias Exposiciones, habiendo obtenido diplomas de honor en Madrid y Chicago en los años l880 y 1883, y medallas de oro en Barcelona y en Burdeos, respectivamente, en 1888 y 1895.

   Un grupo de capitalistas bilbaínos inició también en 1882 la idea de construir en el Concejo de Sestao otro grande establecimiento siderúrgico de primer orden.

   Eligieron para levantar la fábrica las marismas de Sestao, que por su amplitud y la comunicación directa con las minas por el ferrocarril de Galdames, eran muy adecuadas para la realización de la idea. Contando con minerales propios y un emplazamiento excelente, constituyeron la “Sociedad Metalúrgica y de Construcciones" en Septiembre de 1882 y con objeto de redondear la propiedad, adquirieron de varios particulares y del Ayuntamiento de Sestao los terrenos comprendidos entre la carretera de Bilbao a Portugalete y la marisma y solicitaron del Gobierno autorización competente para proceder al desecamiento que se empezó en la superficie necesaria para construir los altos hornos.

   En 1900 tenía una Caja de socorros y un hospital y ejercía el Patronato de la Sociedad cooperativa. Presentó “La Vizcaya" sus productos en varias Exposiciones universales, obteniendo diversas recompensas en la celebrada en Amberes en 1885, en Barcelona en 1888 y en París en 1880.

   Teniendo en cuenta los fabricantes de hojalata en Beasain, provincia de Guipúzcoa, las ventajas que para el suministro de llantón les había de proporcionar la zona industrial de la ría de Bilbao, convinieron en trasladar sus talleres á las marismas de Sestao en contacto con la fábrica „La Vizcaya", para lo cual les cedió ésta en venta el terreno necesario para sus instalaciones.

   La mencionada Sociedad colectiva comenzó la fabricación de hojalata en Sestao en 1887, y en 1890 se transformó en Sociedad anónima con el nombre de “Compañía Iberia".

   Finalmente, y con el objeto de explotar las fábricas de hierro, acero y hojalata de Baracaldo y Sestao, se constituyó en Bilbao el 29 de Abril de 1902 la Sociedad anónima “Altos Hornos de Vizcaya", como aportación de las extinguidas Sociedades antes reseñadas, o sea “Altos hornos y fábricas de hierro y acero de Bilbao", “Sociedad de Metalurgia y construcciones Vizcaya" y “Compañía anónima Iberia".

Publicado el 10 de Octubre de 1.909 en

VIDA MARITIMA.

martes, 16 de junio de 2015

La huelga minera.- 1906

La huelga minera.- 1906


   La huelga de Bilbao, que constituye uno de los hechos culminantes de la actualidad española, tuvo su origen en la región minera vizcaína.

Bilbao.- Soldados ocupando la calle de Bilbao la Vieja
 para impedir el paso de los huelguistas.
   Las minas de Vizcaya ocupan una extensión superficial de 2.526 hectáreas, 51 áreas 86 centiáreas. Son más de 120 y en ellas trabajan muy cerca de 8.000 obreros. Funcionan 11 altos hornos y 80 hornos más dedicados a distintas operaciones. La producción el el pasado año de 1.905 fue de 5.080.000 toneladas de mineral de hierro.

Obreros huelguistas en el Arenal.
   Los obreros de Bilbao, tomando pretexto en la expulsión de un capataz, se presentaron con un pliego de mejoras en que pedían: jornada de 9 horas en todo tiempo; abolición de las taras; pago de las horas extraordinarias de trabajo,  incluyendo los domingos, un 50 por ciento de los jornales, y reconocimiento por los patronos de las sociedades obreras.

Piquete de la guardia civil que tomó parte en sucesos sangrientos,
 de regreso al cuartel.
   Algunos de los obreros huelguistas apelaron a la coacción para obligar a sus compañeros a abandonar el trabajo, y, para defender a los que deseaban continuar trabajando, salieron a la calle tropas de infantería, caballería y guardia civil. Unas ocuparon los sitios que parecían más estratégicos o de más peligro; otras protegían a determinados grupos de obreros que trabajaban aun, como sucedió en los altos hornos, y otras patrullas por las calles.

Tropas escoltando a un carro que los revoltosos desengancharon
 con objeto de utilizarlo para la barricada.
 Entre los incidentes ocurridos, los hubo de cierta gravedad.

   En Artecalle, un grupo de huelguistas detuvo un tranvía cortando los tirantes de los caballos, e hizo descarrilar el vehículo. Acudió la guardia municipal y un huelguista infirió a un guardia tres puñaladas. A su vez los municipales dispararon sus revolverá e hirieron a dos huelguistas.

Soldados de Gavellanos a la entrada de los altos hornos que estaban
 encargados de custodiar,  haciendo el rancho en la calle.
   En el mercado de la plaza Vieja un guardia municipal que quiso detener a un huelguista fue herido de dos puñaladas.

Soldados cuidando los adoquines y palos de teléfono de que se 
sirvieron los huelguistas para construir la barricada.
Publicado el 6 de Octubre de 1.906 en

La revista Caras y Caretas de Buenos Aires.